sábado, 28 de diciembre de 2013

Olvidar y toda esa mierda


Te he buscado en vagones de metro,
en los bares más bonitos de Madrid,
en los espejos y en los charcos,
en todos los ojos bonitos que he visto
desde que ya no me veo en los tuyos.
Te he buscado y he imaginado
que en medio de una plaza llena de gente que no cree en el amor
llegabas para decirme que la vida no es tan aburrida,
que el mundo no es tan horrible,
que entre el amor y el olvido hay mil mares de distancia
que nunca vamos a cruzar.
He imaginado que, al menos,
volvías para recordarme que siempre vas a ser un poco mío.
Te he buscado y ni siquiera sabría que decirte,
siendo totalmente sincera.
Quiero sangrar hasta dejarlo todo lleno de letras,
hasta que no me quede nada que decirte.
Dime cómo haces para olvidar
que hace un año me hablabas de cómo cambiar el mundo
mientras yo te abrazaba en una cama de matrimonio
que se tornó poesía esa noche.
Y te digo, desde este folio,
que por favor dejes de fingir que todo está bien entre tú y yo,
que dejes de tratarme con indiferencia cuando yo ni siquiera soy capaz
de mirarte a los ojos cuando me hablas,
que entiendas que ninguno de los dos va a volver a ser lo que era,
que no me digas que te olvide cuando no puedo ni quiero,
que dejes, por favor, de olvidarme tú a mí.

Yo ya me he acostumbrado a estar sin ti
y, qué quieres que te diga,
eso es lo más triste que me ha pasado nunca.



La revolución de las flores

Te ví durante mucho tiempo
pero no supe mirarte
hasta el día en que tú me miraste a mí.
Entonces, entendí que entre tú y yo
sólo había un sueño de distancia,
el mismo puto sueño de siempre:
cambiar el mundo tanto como nos dejase la vida.

Sigo teniendo el mismo sueño
y las mismas ganas de que seas tú
el que me coja la mano los instantes previos a la guerra
me mires con los ojos llenos de la furia que da tener esperanza
y me toques el pelo dejando caer entre tus dedos
la paz necesaria para ganar.

Nos volveremos a enamorar en alguna revolución
pero mientras,
ojalá tu vida sea un campo de amapolas.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Me dueles

Vivo en una jaula sin paredes llena de pintadas con tu nombre
a la que suelen llamar amor.
Pienso, y quisiera mirarte como la primera vez
que te miré como si fuese la primera,
pero no puedo y lo siento,
siento de veras no poder borrar toda nuestra historia de mis ojos,
siento este sinfín de flashbacks como una preciosa película en blanco y negro,
siento este constante cruzar en rojo hacia tu olvido.

Y me duele.
Me duelen los golpes en la pared de los recuerdos.
Me duelen las despedidas y los portazos,
todos tus quiero y no puedo,
tropezarme contigo en cada paso que doy.
Me duelen tus huidas, tus planes sin mí,
tus ganas de verme en este callejón en el que nos encontramos ahora
y donde ninguno de los dos puede encontrar la salida.
Me duelen los veranos,
todos los sitios donde ya no te voy a volver a besar,
los km que ya no nos separan,
el miedo que sientes a que el boli no deje de escribir mi nombre cada vez que escribes.
Me duele que siempre llamásemos error a querernos como lo solíamos hacer.
Me duele lo que solíamos ser.
Me duele que me duelas.

Y no voy a mentirte:
vivo en una continua resaca de nosotros
y bebo para olvidarla.

domingo, 24 de noviembre de 2013

A ellos, y a vosotros

Vivo en un espejismo de libertad
donde el viento no para de rajarme la cara.
Sólo lloro rabia
porque me duele toda la sangre derramada por los míos,
por los que aún creemos en el amor
y no en el dinero.
Pago una vida, que ni siquiera es mía,
en cada paso que doy
en cada cosa que hago,
y me jode oír la palabra utopía
cada vez que alguien propone un mundo
donde todos seamos iguales.
Me jode el miedo infundado,
las palabras llenas de resignación,
las mentes compradas,
los corazones tullidos de calle,
los ojos que miran a cualquier lado
con tal de no ver la realidad.
Vivo encerrada en un mundo que no entiendo
y sólo quiero cumplir una ley:
no cumplir la ley.


Cada vez que alguien me dice que me rinda
laten más fuertes mis ganas de cambiar el mundo
para que los jóvenes del futuro puedan decir
que nosotros sí pensamos en ellos,
para dejar plantada en cada uno de sus corazones
una semilla de revolución
y que puedan alimentarla
con el recuerdo y el orgullo
de que nosotros luchamos por nuestro presente
y por su futuro.
A ellos quiero decirles
que no sean como nosotros,
que sean todos uno,
que rompan todas las barreras que a nosotros nos pusieron,
que no dejen de luchar,
que valoren el arte y la libertad,
que creen sus propias leyes,
que no dejen que nadie controle sus vidas,
que no paguen por respirar,
que destronen al dinero de la cima del mundo
y que no le tengan miedo a el amor.




A vosotros, sólo me queda una cosa que deciros:
me pone triste el mundo
pero aún me sabe la boca a revolución.


miércoles, 23 de octubre de 2013

Lo que no dije



Me quedan cinco minutos para verte
y sigo sin saber sonreír sin que se me escapen tus fantasmas.
Me pesan los ojos de no mirarte
y ya no me resisto a caminar mirando al suelo.
Doy pasos firmes hacia el futuro,
pero no puedo dejar de mirar atrás
y recuerdo tu sonrisa,
la que trajiste el primer día,
la que decía:
“vengo a cumplir sueños, y yo sólo soy el primero.”
Las ruinas son lo que queda de mí
cuando al mirarme lo único que ves son recuerdos.


Quiero hablarte de la soledad,
he sentido su aliento toda la noche en mi cuello,
su voz en mis pensamientos,
y tus dedos delineando en mi espalda todo lo que no nos dijimos.
Quiero explicarte que aquí te oigo en cada acento.
que ya no me recuerdo,
que me duelen tus arañazos 
mientras sigo recogiendo los trozos de lo que solía ser.
Tengo las manos llenas de hielo de no tocarte
y sigo sin saber responder cuando me preguntan quienes fuimos.
Quiero decirte que ya no me acuerdo de soñar,
ni sé de ningún sueño que no sea tenerte al final del día,
compartirte con la poesía.
Que fui yo, quise tanto ser la mujer de tu vida
que se me olvidó que ya tenías una.


Quiero que sepas
que siempre me gustó que fueses un desastre,
que conocí mundo y que lo tengo claro:
esta vez vengo para quedarme.






sábado, 14 de septiembre de 2013

Des-orden

Solíamos ser un baile de dos que amaba las casualidades
pero ahora ni tú bailas,
ni yo sonrío.
No pretendo hacer de esto un drama,
ni el drama pretende ser el protagonista de todo este caos en mi cabeza.
No pude ser tu mejor opción,
y no hay más verdad que esa.
No pude convencerte de que quedarte iba a ser como bailar siempre juntos
y tú, no pudiste ver que hubiese robado todas las canciones necesarias
para tenerte siempre conmigo.

Y ahora yo tengo que aprender a olvidarte rondando los bares donde empecé a quererte,
tengo que vestir de gala a mis penas para que no se echen a llorar en cualquier fiesta.
Ahora yo, sólo soy esa que, a veces, vuelve a aparecer en tus sueńos
y tú, sólo eres el que siempre se queda a dormir en los míos.
Ahora, este trozo de mundo se empieza a quedar pequeńo para tu risa
y yo no sé qué hacer para que vuelvas.




lunes, 1 de julio de 2013

Del olvido a la eternidad

Hoy me has sonreído
y contigo todas mis dudas
porque saben que te quiero más de lo que puedo.
Al final van a saber ellas más de mí, que yo misma.
Hay días en los que pienso
que no hay nadie que me pueda entender
porque ni yo misma lo hago,
y es en este desorden de pensamientos y poemas ajenos
donde suelo encontrar las palabras necesarias para decirte cosas como:
"te echo de menos."
"la paz no es más que verte reír."
"ven, siempre que necesites irte."
Vamos a dejar aqui todo menos el amor.
Olvídate de todo lo que puedes hacer sin mí,
y yo me olvido de todo lo que puedo deshacer sin ti.
Vamos a hacer como si esto fuese el principio:
tú sin frenos y yo sin miedo,
y vamos a pensar que esto es para siempre
porque ambos sabemos eso de que intentar olvidar es recordar para siempre.
Asique ese es mi plan esta noche:
voy a olvidarte otra vez.

domingo, 16 de junio de 2013

Todo lo demás


A veces me preocupo,
quizás demasiado,
por el mundo,
por la justicia y su inexistencia,
por la igualdad, por el cambio,
por el dinero, su sombrero de copa y su poder.
A veces me enfado,
quizás demasiado,
por conocer más gente que personas,
por tener que ser parte, algunas veces,
de una obra de teatro por la que ni siquiera he pagado,
por la altura de la libertad y la imposibilidad de mis alas,
por la opresión de mi voz y la de mi pueblo.
A veces,
quizás demasiado,
me enamoro de la poesía,
me veo en ojos de otros,
sueño más tiempo del que tengo,
encuentro el aliento en botellas de cerveza,
veo que la felicidad es la música.
Y a veces,
y sé que no demasiado,
veo tu cara en cada sonrisa,
hago de una canción nuestro hogar,
te llamo sabiendo que no estás y sin embargo me oyes,
me muero de ganas por verte y sobrevivo para hacerlo,
y sé que todo lo demás no importa
si tú estás conmigo.

domingo, 19 de mayo de 2013

Nos dijimos "adiós"

La primera vez que nos dijimos "adiós"
fue también la primera que dijimos "hola" a quienes somos ahora.
Después de descubrirnos noche a noche,
de hacer de la amistad algo más bonito que eso,
de comernos el verano en la boca del otro,
de mirar el mundo desde los mismos ojos,
no topamos de frente con que los sentimientos
siempre van un paso antes
y ya era demasiado tarde para hacer nada.
Después de quitarnos los miedos,
de dejarnos sólo la libertad en la piel,
trajiste toda la primavera de golpe, aunque fuese otoño,
y entonces el invierno llegó más tarde.

Nos dijimos "adiós" como quien dice "hasta siempre",
con ese "quizás" que se esconde detrás del silencio.
Nos dijimos "adiós" como sabiendo que el olvido nunca olvida,
como haciendonos un traje de todos los recuerdos.
Nos dijimos "adiós", y el reloj nos pilló una vez más a medias.
Nos dijimos "adiós" sin mirarnos a los ojos,
sin ni siquiera despedida,
y entonces los motivos se los quedó el tiempo.
Nos dijimos "adiós"
sabiendo que este no era nadie ni para ti , ni para mí.

Y al final, ninguno lo dijo,
y sólo nos dimos las buenas noches.
Otra noche más.

sábado, 27 de abril de 2013

18.

Un día te levantas y alguien te dice que es 26,
que ya son 18,
te miras al espejo y te ves a tus ojos,
o a los de él,
y te das cuenta de que el reloj nunca ha contado contigo para nada.
Ni siquiera cuando lo amenzabas con secuestrar al tiempo
si no se paraba para tenerlo a él un rato más.
Y lo odias.
Te vuelves a mirar, y ya no ves lo mismo.
Ves a esa que eras tú, con 5 años,
con toda la vida bajo tus pies
y el suelo vacío para llenarlo de huellas.


Hubo un día,
en el que dejé las muñecas para convertirme en una de ellas
hasta que comprendí
que las muñecas no son más que una cara bonita
y un trozo de plastico,
y yo nunca he querido ser eso.
Quizás por eso, he aprendido que las muñecas realmente bonitas
no se ven a primera vista,
ni siquiera a segunda.


Pasé, de tirar piedras a brujas que sólo me hacían reir,
a querer tirárselas a antidisturbios que sólo sabían hacerme llorar.
Y grité, de rabia esta vez,
y volví a ser esa que lloraba cuando no se hacía lo que ella quería,
cuando se caía y veía la solucción al problema
en un chicle y 10 minutos más de diversión.
Y nos divertíamos.
Y jugábamos. Jugábamos a ser mayores,
sin saber el riesgo que eso tenía,
sin saber que las reglas cambian según pasan los años.
Y es que ahora, ya no jugamos juntos,
ni entre nosotros,
jugamos unos contras otros,
ignoramos los sentimientos
y creemos conocernos más con miles de preguntas
que con un simple: "Hola, soy Cristina, ¿quieres jugar conmigo?"
Y de eso nos servíamos antes para sonreir.
Y así es ahora.
Juzgamos más por apariencia que por personalidad,
y no le damos tiempo a la primavera para que venga
y poetice flores.


Pasábamos las horas sin pensar en nadie
y esa era la clave de la felicidad,
porque ahora nos necesitamos,
regalamos trozos de corazón,
y eso nunca ha sido ganar.


Y te vuelves a mirar y ya no ves a nadie,
porque la niña es demasiado pequeña
y la mujer es demasiado mujer...para ti.

miércoles, 24 de abril de 2013

La vida

Ando por la vida con los bolsillos vacíos de trabas y miedos,
y llenos de ti, y de todos los sueños que alguna vez se posaron en mi cama
fracasando en el intento de parecersete.

Ando por ahí con la sonrisa de quien lucha por tenerte,
con la de quien sonrie por haber encontrado la felicidad,
con la triste por no verte todos los días,
con el corazón lleno de palabras
desde el día en que te empecé a conocer.

Ando por ahí con la seguridad que da saber
que no hay nadie ahí fuera que sepa cómo te siento,
que no hay nadie que sepa silenciarte la voz,
que no hay nadie que haga mejor de "nosotros" que tú y yo.

Y por eso, yo, sólo quiero seguir andando,
que mis caminos se crucen con los tuyos,
que tus ojos sigan diciendo bajito "quédate",
que el destino tenga letras que escribirnos cuando sea invierno,
que la primavera la siga trayendo tu sonrisa
y que alguien me diga
cómo se camina si la meta no es tu boca esperando impaciente a la mía
y qué coño es el amor, si no es esto.

viernes, 12 de abril de 2013

LOS PAPÁS Y LAS MAMÁS SIN TECHO

LOS PAPÁS Y LAS MAMÁS SIN TECHO
Los niños ya no juegan a los papás y a la mamás. Juegan a no tener empleo, a no poder pagar sus viviendas. Juegan a la lucha contra los bancos, al pago indefinido de lugares donde ya no viven, juegan a quedarse sin nada. Los niños juegan a no ser tan niños, a acabar sus estudios en busca de trabajo, a tenerlo y a quedarse sin él, a dejar su vida en manos de las decisiones de políticos a los que les importa nada si viven o mueren. Juegan a tener un lugar donde vivir con sus familias, a defender lo que es suyo. Pero, ahora, los niños ya no juegan a los papás y a las mamás. Ahora los niños juegan a ser unos sin techo.

El problema de los desahucios es uno de los problemas más graves actualmente. Cada día, en España, se ejecuta una media de 115 desahucios por día o, lo que es lo mismo, uno cada 15 minutos, según un estudio del Colegio de Registradores de España. Este estudio nos muestra además que gran parte de las viviendas desalojadas estaban radicadas las cajas nacionalizadas (Caja Madrid, Bancaja y Catalunya Caixa) las cuales vivieron el auge económico de la burbuja inmobiliaria y ahora sufren todo lo contrario. Los datos son estremecedores. 115 familias son echadas a la calle cada día, 115 al día se quedan sin la vivienda que han estado pagando, y que seguirán pagando, durante años. Esta situación ha provocado suicidios en personas afectadas por este problema, que se veían incapaces de hacer frente a esta situación. Realmente no son suicidios, sino asesinatos a manos de entidades financieras. Entidades financieras rescatadas con dinero público. Es realmente intolerable e inadmisible que en pleno siglo XXI el dinero siga estando por encima de las personas y sobre todo, que en un Estado Social y Democrático de derecho se estén ejecutando miles de desalojos mientras existen miles de viviendas vacías sin cumplir ninguna función. Mientras, el gobierno, lejos de parar esta triste situación, se decica a proteger a estas entidades financieras en vez de proteger los derechos de sus ciudadanos, como un buen goberno democrático. Por esto, España ha sido denunciada por los Derechos Humanos y más organizaciones sociales por incumplir tanto la Constitución como diversos tratados internacionales que han sido aceptados y firmados por el estado español. Esta medida atenta contra el artículo25 de la declaración universal de los derechos humanos, que dice: "Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios;". Atenta también contra el artículo 11 del Pacto Internacional de Derechos económicos, culturales y sociales, en el cual se dice que el estado esta obligado a poner todos sus esfuerzos en impedir los desalojos por motivos económicos y en caso de no evitarlos, debe actuar a favor de las familias para que se cumplan todas las garantías del proceso y estas tengan un realojo digno y favorable, y contra el artículo 47 de la Constitución Española, que dice:"Todos los españoles tienen derecho a una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo al interés general para impedir la especulación. La comunidad participara en las plusvalías que genere la acción urbanística.

Por consiguiente el problema de los desahucios no sólo afecta a las necesidades básicas de la población, sino que incumple leyes aprobadas por el propio gobierno. Y se ha llegado demasiado lejos. Es el momento de luchar por los derechos del pueblo, por una vida digna.

Los papás y las mamás ya no tienen techo, pero aún tienen voz.

domingo, 17 de marzo de 2013

Azul

Hoy, he vuelto a soñar con nuestro futuro.
En él no había tiempo, no había relojes a los que intentar joder,
no había despedidas, no había inviernos que pasar sin ti.
Había todo lo que quisimos, y un poco de amor,
pero sin las cuatro letras que lo forman
para que el miedo de ambos a decirlo en voz alta
no nos hiciera dejar de sentirlo.
Había bares, poesía, viajes.
Ciudades donde recitarnos en cualquier idioma,
donde hacerte mío en cualquier parte meteorológico.
Versos donde pudiésemos poner
todas las blasfemias que se nos ocurriesen
para describirnos el uno al otro,
incluso alguna que inventamos
con el propósito de poder escribirlo luego
en todas las paredes en blanco.
Había días que pasar sin hacer nada más que mirárnos,
y aprendérnos el DNI del otro no en números,
sino en caricias.
Había, sobre todo, noches.
Vivíamos en la casita azul, que un día cantó Robe,
quizás para nosotros,
donde guardar todos los besos que nos debíamos
por si algún día los necesitábamos.
No había distracciones, no había tele. Tal y como tú quisiste.
Sólo había música para que yo bailase al son de tus ojos
mientras me mirabas.
Para decorarme más las mañanas donde me despertaba, y te veía.
Y en la preciosa plenitud de tenerte, la música, osea tu voz,
llenaba la habitación de no querer irme nunca.
No había miedos, no había derrotas,
no había silencios si no eran para llenarlos de gemidos.
Sólo había ropa para poder quitárnosla
y no volver a ponérnosla nunca.
No teníamos hijos porque a ti te gustaban demasiado
y no planebas tenerlos nunca.
Porque yo los odiaba
y planeaba tener 3 o 4.
O quizás una, y que fuese niña, para llamarla libertad.
Y que volase,
como volabas tú abriendo todas las ventanas
sólo con respirar.

miércoles, 13 de marzo de 2013

El camino de vuelta

Cuando empezamos a ser,
aún no sé muy bien cuando,
empezó un camino de diferentes paradas
y destino en ningún lugar, pero juntos.
El camino de los suspiros a medio terminar,
de los sucidios en tu boca,
de los kilómetros de no poder tocarnos,
de las caídas que siempre acaban en tu cama.
Ví ese camino gracias a la luz que desprenden tus ojos,
fijos aunque cambien de color.
Caminé, como quien camina hacia cualquier lugar donde estás tú,
como se camina cuando es la poesía y el poeta a la vez
el que te espera al dar la esquina.
Me encontré, gracias a las huellas que dejaste
con cada una de las letras que forman "nosotros"
y tú ya sabes, que son muchas más de 8.
Me perdí, a veces, en todos los poemas que me escribiste,
en todas las cosas que supiste decirme en el momento justo,
en su exacta medida,
como si las hubieses leido directamente de mi cabeza.
Me ví en el cielo de repente,
y yo, sin chaleco salvavidas.
Me arriesgué todo el camino,
y eso fue lo realmente bonito.

Me escribiste un día, que entre tú y yo
había además un camino de vuelta.
Siempre. Pasase lo que pasase.
Que yo sabía cómo volver.
Que tenías la certeza de que no iba a olvidarlo.
Cómo olvidarlo...
Que aunque tú no creas en el destino,
yo creo por los dos.
Pero dime si vale la pena volver a ciegas,
sin saber si vas a estar tú al otro lado
de este camino de vuelta.

lunes, 25 de febrero de 2013

Sin título ni partitura.

Alguien me dijo un día que los poemas eran reconstrucciones de sentimientos pasados,
que escribíamos acerca de lo que habíamos sentido,
no de lo que sentíamos.
Por eso yo, ahora, quiero escribirte esto y ponerle cualquier título triste,
como "el día que dijiste adiós y yo no estaba preparada para oirlo",
o algo así.
El día que rompiste todos mis poemas de amor, aún por escribir,
en trozos tan pequeños que ya no alcanzo a ver.
El día que que las sonrisas enteras, pasaron a ser medias.
El día que, supongo, le ha llegado a todo poeta.
Perdóname. Aún no me creo el adiós.
Pero tú no pidas perdón, por favor.
Tendrías que disculparte por haberles dado a mis ojos otra forma de mirar,
por haberme hecho un poco más bonita, (eso es lo que haces con todo lo que tocas),
por haber hecho de cada noche lejos, lo más cerca posible.
Por haber hecho de las que vivímos, algo tan imposible de olvidar
que podría contarlo de mil maneras diferentes
y todas serían poco para lo que realmente fue.
Te tengo aquí, en un rincón de la memoria, por secciones
al lado de los sueños. Siempre has tenido mucho de sueño.
Tendrías que disculparte por haberme traído la paz tantísimas veces,
por volverme más loca otras.
Por vestirme de besos y quitarme la ropa.
Por provocar tantas sonrisas, como besos te hubiera dado por ello.
Perdoname tú a mí por haberte descolocado la vida,
yo, que lo único que quería era descolocarte la cama,
y un poco, el corazón.
Por haberte echo un mar de dudas a veces,
por mis latidos a deshora por cada verso que me escribías,
por haberte hecho parar el tiempo tantas veces.
Porque la culpa no es de nadie. O quizás mía.
Porque llegaste en el momento justo y te colaste en un suspiro,
y así, entraste en mí como entran los besos.
Y yo me dejé hacer, sabiendo que eras aire,
y te podías ir en cualquier momento.

viernes, 22 de febrero de 2013

Llegaste



Llegaste, como si no hubieses estado ya antes,
como un gemido rozando el cuello
cuando sabes todo lo que hacer para que ocurra.
Como la poesía cuando se hace la interesante
sabiendo que eso, la hace aún más bonita.
Como si me hubieras conocido en otra vida
y supieras que hacer en cada momento
para apurarme el corazón.
Para hacer de las ganas, algo más.
Con un puñado de palabras en la espalda
para que yo pudiese escribirte
en un papel que llevaba escrito tu nombre
aunque yo aún no lo supiese.
Con un millón de cosas escondidas detrás de la sonrisa.
Si supieras cuanto se esconde detrás de tu sonrisa...


Llegaste. Con el corazón puesto y las manos vacías, para llenarme de tanto
que reconstruí las paredes de mi habitación de todos mis intentos de hacerte reír,
de todas las formas que tengo de hacerte mío,
de toda mi valentía,
de todo lo que tenía guardado para enseñarle al mundo,

para que una vez que vinieras no quisieras marcharte.
Con los ojos preparados para mirarme, de esa forma tan tuya,
como si yo fuese la única forma de ver el mundo desde el epicentro,
y susurrarme a través de ellos todo lo importante.
Y yo te mire a tí. Y de eso, hay demasiado que decir.
Ojalá te pudieras ver como te veo yo.

Llegaste.
Para besarme de todas las maneras posibles,
enseñandome que en tu boca se escondían todos los sueños.
Llegaste.
Y tenerte, aún sin tenerte al cien,
fue como la calma que viene después de la tormenta,
como unas sábanas golfas un día de lluvía,
como ganarle la guerra al amor por goleada de besos.



Llegaste, y eso es más que suficiente,
para escribirte todos los poemas del mundo.

martes, 22 de enero de 2013

Un poco mío

Nunca entendí del todo que era eso de leer entre líneas
hasta que tú y yo, empezamos a ser tú y yo.
Ahora sé lo que es porque no entiendo al destino
desde que sólo sé leer entre tus dientes,
y supongo, que tiene que ser algo parecido a eso.
Parecido a no saber dormir sin el beso previo de "buenas noches",
sin las buenas noches vividas contigo.
Sin manchar las sábanas de poesía
y de nosotros.
Supongo que es como no saber qué es la revolución
hasta verte cantar con ese no sé qué
que hace que dejes tu nombre escrito
en todos los corazones.
Supongo que es como esa disputa interna
de querer gritarle al mundo todo lo que eres
y que todos sepan que una parte de ti,
aunque sea pequeña, es mía,
y a la vez, no querer que nadie vea
que le quitas el protagonismo a la luna
cuando te reflejas en los charcos,
para que esa parte tuya,
siga siendo sólo mía,
aunque, repito, sea pequeña.
No te olvides de ella, ¿vale?

viernes, 18 de enero de 2013

Eternidad de ti


Quizás en lo eterno no valga la pena esperar
a alguien que derrite inviernos
al mover la boca,
ya sea para besarme o para hablar,
me muerdes el labio de ambas formas.
Quizás lo tuyo
sea hacer eterndades en cada vida que tocas,
pero es que cuando me tocas a mí
es tan facil olvidarse del tiempo
que me creo dueña
de querer quererte siempre.
Es que te recuerdo durmiendo,
con cara de cielo,
como si no supieses incendiarlo
cuando de colchones se trata.
Luego te despertaste y me miraste,
como si yo fuese un oasis en un desierto,
y, claro,
quise quitarte la sed.
Y llegó al reloj a apurarnos el tiempo,
pero esta vez
lo dejamos fuera de juego
porque el juego era olvidarnos de él.

sábado, 5 de enero de 2013

Mis 6 vidas y media.

Pensar en el futuro ahora
es como tener mil miedos
guardándose del mundo
bajo las sábanas de la incertidumbre,
esperando a que los destapes
y les digas que el único camino posible
empieza en tus manos
y termina en tus ojos.
Y es que por saber,
ya no sé nada.
Y nunca lo he sabido.
Sólo supe escribir
eso que tu me dabas,
que todavía me das,
a sabiendas de que así
en mis poemas
serás eterno.
Que me quedan 6 vidas y media que vivir,
que diecisiete años no dan para hablar de amor
y menos para hablar
de eso que tú das
que se le parece al amor
pero que no entiende de etiquetas
y que eleva la altura
del cielo donde un día,
y creeme que no sé que dia fue,
encontré mi lugar.
Y también sé,
que aunque el futuro me venga grande,
prefiero mil olvidos con él
que no terminar la guerra contigo.
Que en este guerra
te he tenido tantas veces sin tenerte,
que tenerte todos los días
sería fundir mis 6 vidas y media
en un sólo cartucho.
En el de verte cada mañana
haciendo juego con el café.