miércoles, 18 de octubre de 2017
Trufas en la cabeza
-Torre del Lago Puccini, Toscana, Italia
12/04/2016-
Abro los ojos por primera vez como el animal salvaje
y no como la humana,
sin filtros en los ojos,
viéndolo todo de verdad.
La naturaleza me hace participe de ella
y me siento nueva al tocarla,
como si la tuviese cerca por primera vez,
como si nos fusionáramos para al final ser una.
Se queda atrás cualquier pensamiento mundano y me pierdo en ella, l
a siento y la acaricio,
respiro su esencia poro a poro,
la escucho, la puedo oler, la puedo saborear.
Veo entonces el abrir de pulmones de un árbol que me mira triste,
no puedo ver sus ojos pero si sentirlos, y me invitan a abrazarlo.
Lo toco y puedo sentir todo lo que él siente ,
como si él quisiera sentir mi tacto...y me llama a respirar con él,
a unir nuestro espíritu.
Miro arriba y veo las nubes como nunca antes.
Van tan rápidas que me cuesta fijar la vista en un punto fijo,
cambian constantemente de forma,
crean siluetas increíbles como símiles de todo lo que nos escapa
y se transforma encima de nuestras cabezas.
No paro de ver colores nuevos, nunca vistos antes, la belleza está llenando mis ojos.
Los granos de arena se componen de mil tonalidades diferentes para unirse y terminar creando una masa que podemos asumir como común desde nuestros ojos inútiles,
los árboles están pigmentando sentimientos, el verde parece no tener fin...
El sol brilla tanto que parece que las nubes están bailando a su alrededor,
puedo imaginar como es sentarme encima de una y dejar que el sol me toque a mí.
Todo parece estar allí para que yo pueda disfrutarlo.
La luna se aparece entre dos nubes y parece que sonríe timidamente,
como si no se quisera dejar ver aún,
con un color púrpira que se mezcla con el blanco para derretirse en azul.
Y se funde en una nube, como enseñándome el sin fin de la materia,
la simpleza de la que todo parte y en la que todo muere.
Las olas suenan alto y bailan,
se arrastran muy lento para que yo pueda observar su movimiento,
se mueven tan lento que parece que se escucha el alma del mar.
Me siento agradecida.
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