lunes, 27 de enero de 2020


Escribir un sentimiento lo hace real, palpable.
La felicidad más pura es tan efimera que se me hace imposible definirla,
intentar hablar de ella,
darle forma,
incluso pensarla en otro formato que no sea el recuerdo...
pero la tristeza cuando llega dura tanto que termina siendo habitable
y dentro de ese habitáculo acabo encontrando el modo de explicarla
y así sentir que la tengo en mis manos por un rato,
que al menos por unos segundos no es ella la que me tiene a mí.

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