martes, 18 de agosto de 2015

No sé si me equivoco buscando la libertad
en una sociedad que está atada,
si debería jugar con las cuerdas,
si debería apreciar el sol a través de ellas.
No sé si es este cristal
un espejismo de mis sueños,
si en mi cabeza caben más ganas
de las que existen ahí fuera
si las únicas redes que me encierran
son las que aparecen al pensar en una tierra sin fronteras.
En este pensamiento aislado
sólo puedo ver mil letras ondeando;
no estoy sintiendo nada nuevo.
Alguien inventó la libertad hace tiempo
y no nos enseñó cómo amarla.
Sólo nosotros lo sabremos, supongo.
O sólo yo la deseo, no lo sé.
Quién puso las reglas y para qué,
a quién le rindo cuentas de mis excesos,
quién esta fuera de todo: ¿yo o ellos?,
quién se equivoca de dirección
si es que alguien lo hace.
Nunca sentiremos lo mismo
y nos seguimos empeñando
en poner un nombre a los sentimientos.
Yo no sé a dónde voy,
pero sí sé a dónde nunca iría.
No quiero vivir entre 4 líneas pintadas en un suelo
que me pertenece porque algún cualquiera lo dijo,
porque las pintó otro cualquiera
que sólo pensaba en él y en su "ellos",
que nunca pensó en mí.
Quiero dejarme los nudillos
en borrar el camino que me marcaron.
Dame una tiza,
voy a pintar un circulo sin ningún continente y mil mares
que sonría diciendo:
"aquí estoy, sólo hacía falta dibujarme."



lunes, 3 de agosto de 2015

Había un cielo entre tú y yo
pero tampoco ahí cabían mis ganas,
mis lamentos de tiempos fugaces,
mis lazos para no atarte.
Había un cielo, en el que tus sonrisas latían junto a mi fe, 
en el que no pensábamos en sentir, un cielo en el que juramos volar siempre hacia el mismo horizonte;
aunque fuese lejos y hubiese países y fronteras
y personas y años de por medio
y un ejercito de miedos que no iban a censurar nuestra sonrisa.
Caímos en las primeras redes
y ninguno de los dos lo llamó injusticia.
Lo dejamos estar, lo dejamos hacerse escombros.
Lo dejamos morir de tanto regarlo primero
y de negarle hasta las lágrimas luego.
No se acabó el amor,
se cortó la raíz cuando ella nos estaba respirando
y ni siquiera fue a tiempo.
Y esa no fui yo.
Aún me veo salvándote de cualquier guerra antes de recordar cómo me llamo.
Es mi forma de decir que el tiempo pasa y no lo veo,
que los sentimientos se transforman pero no mueren,
que los años se me escapan de las manos

pero el corazón sigue suspirando siempre por los mismos colores, 
que sigue arrojando sentimientos antes de que yo los sepa nombrar.
Que esta nostalgia ya a veces consigue hacerme sonreír

y no me va tan mal.