jueves, 28 de mayo de 2015


Los años que dejo atrás me parecen otras vidas.
Pero yo el mismo animal.
Me agazapo ante mi nostalgia,
respiro entre los espacios del reloj de arena en mi estomago
y juego al gato y al ratón con mis pensamientos. ...
Pero nunca gano.
Pero nunca encuentro donde encerrarlos.
Me decido a luchar contra ella
cada vez que cierro los ojos
pero la espada de madera con la que lucho arde cada vez que la toco.
Así empieza todo lo que no termino.
Siempre me pierdo antes de llegar al final.
Los caminos se me cruzan para convertirse en laberintos,

los ríos se vuelven lagos interminables de profundidad sentida,
las raíces de las flores que no puedo dejar de mirar
acaban haciendo un nudo alrededor de mi garganta

mientras que yo simplemente sigo mirándolas,
y el aire dibuja mis latidos en la tierra,
que no deja de moverse.
Como yo,
como todas las horas que ya nunca voy a volver a contar.
Hay números girando sin parar alrededor de mi cabeza
y yo estoy dejando que me atrapen.

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