Arrastro las palabras al papel
aunque parece que no llegan.
Y como yo, tarde mal y nunca,
y encima a medias,
han conseguido estar
para disculparse
o al menos, intentarlo.
Siempre he ido con mi destino al lado,
como único equipaje necesario,
y por eso creo que sabes
que si me bajé en tu parada
fue sin planes,
y no fue a propósito
lo de morder las páginas
del libro que formas.
Que el verbo moder
tiene dos formas de hacerse
y sólo se vé la diferencia
al morder en el cuello, o en el corazón.
Asique yo, sin tener esto en cuenta,
mordí tus páginas, como queriendo hacerlo en tu cuello.
Me gustaba hacerlo. Me gustabas tú.
Pero quiero que sepas
que lo hacía por placer
no por necesidad.
Y no quería morder,
ni hacer daño,
ni siquiera marcar.
Sólo quería acariciar(te).
Y creeme, que el punto y seguido,
nunca es buena opción,
sobre todo cuando en la siguiente frase
se mezclan las ganas con las dudas.
Me disculpo por mi, por ser sólo la mitad,
y porque mis palabras no se hayan arrastrado antes al papel
para escribirte mejor.
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