Hoy me he despertado mirando la misma
pared con la que me pego desde hace algunos años,
esa que llaman
realidad.
He mirado el reloj y he pensado en las personas que a estas
horas estarían echando de sus casas,
en las que estarían
amaneciendo con la salida del sol desde un banco cualquiera,
en las
que estarían apurando su abrir de ojos en un ojalá profundo de que
no fuese este el último.
Juro que le hes pensado.
Me he arrastrado hacia la rutina como
un ciervo que espera a que lo matenpero que no piensa dejar de correr,
con una sonrisa cansada pero ansiosa
con la esperanza de que hoy todo fuese distinto...pero no.
Las mismas caras largas,
los mismos cuerpos vacíos,
los mismos pensamientos fotocopiados,
el mismo idiota de siempre besando esa bandera llena de sangre
que ondea por toda esta ciudad.
Las mismas gotas salpicándome en la cara,
la misma rabia al sentirlas al lado de mis lágrimas.
No voy a sonreír ante mi propia muerte,
os estoy mirando desde una de nuestras
tantas cunetasesperando ese día en el que las campanas sólo suenen cuando sea fiesta
y en esa fiesta vea todas vuestras caras bajo rejas.
Estamos conviviendo en un mundo que
rompemos
mientras le ponemos parches,y yo me paso los días dibujando en mi cabeza
cómo desdibujar las fronteras que nos separan
pero si hay algo imposible de deshacer
son los lazos de dinero con los que nos ahorcan desde hace años
y que parece que sólo yo soy capaz de ver.
No entiendo las fronteras, ni la
desigualdad,
cómo alguien puede comer rompiéndole
la espalda al otro.No entiendo la palabra utopía si no significa acción para conseguirla,
no quiero escucharla más en vuestras bocas
cuando sólo esteis vomitando miedo.
Nada que queramos es inalcanzable,
pero el horizonte nos parece muy lejano
cuando lo miramos desde la ventana.
Llorar por el projimo nunca fue suficiente,
porque sus lágrimas salen de nuestras manos,
son lo que no hacemos,
lo que permitimos.
Mirar hacia otro lado no es solución,
es barbarie,
ya que dejamos a la muerte denzar a sus anchas
al menos llamemoslo por su nombre.
Es la mano ejecutora a la que odiamos,
a la que llenamos de insultos ,
pero rápidamente olvidamos la miseria del de al lado
si esa mano nos tapa la boca con comida.
Cada uno elige con quien caminar al lado.
Mil y una noches he pensado en hacerles
pagar yo misma
todas las muertes que cargan sobre su
espalda,las que aún siguen provocando,
las que algunos seguis aceptando,
pero luego he reconocido en mi misma la compasión
y me ha susurrado que yo no soy como ellos
y que nunca lo querría ser.
Nadie es un santo en un mundo de diablos
pero no todos escuchamos el mismo sonido ambiente en nuestro corazón.
Sigo con la fuerza intacta porque eso, según mi madre,
es lo que tiene que hacer la juventud.
Porque los años te destrozan
y te eneñan a hostias que al final eso que odiabas ver
es lo mejor que puedes hacer,
que los malos siempre ganan
y que tú no puedes hacer nada.
Pero yo sigo pensando que no
y “no” voy a seguir gritando ante cada injusticia que pase por delante de mis ojos,
porque sólo los quiero alimentar de amor.
La lucha no muere con una bala
ni nadie que se nos siga apareciendo
cada vez que soñamos despiertos.Por eso nunca mueres, comandante, por eso siempre te recuerdo.
Porque cuando no me queda esperanza,
desde esta jaula de papel desde la que escribo esto
solo puedo creer en alguien que teniendo mil pajaros en su mano
eligió soltarlos todos y regalarnoslos libres. Todo para todos.
Seguimos aprendiendo de ti,
alimentándonos de tu historia
nadie va a conseguir nublarnos tu rostro.
Dejadnos en paz, por favor,
sólo la queremos a ella.