La llamó “libertad”
porque era el nombre más bonito que
había escuchado en su vida.Cuando la conoció ella vestía un abrigo negro, y ojos color tierra
sentada en un banco viendo el devenir de todos los que pasaban por delante.
Él, sin prisa de llegar a una casa donde nadie le esperaba,
sintió su mirada en su espalda
y por primera vez supo qué significaba la palabra hogar.
La llamó “libertad”
y aún sigue intentando explicarla.
A todos los que le preguntan por ella,
a todos los que juran que no existe,
a todos los que le aseguran que nunca va a ser suya.
La explica, con el corazón en la mano,
como quien explica lo que se siente al ver un amanecer.
La explica sin esfuerzo
porque ninguno de ellos sabe escucharlo,
porque ninguno sabría reconocerla.
La llamó “libertad”
En cada vaso vacío,
en cada risa lejana,
en cada mirada profunda.En cada frase pintada en la pared,
en cada pancarta,
en cada poema,
en cada dibujo,
en cada acorde,
en cada pedazo de arte.
En el rostro de todos aquellos que juraron quererla
y nunca la merecieron.
En cada revolución,
en cada barricada,
en cada grito de alivio.
La llamó libertad
y libertad camina, libre y sencilla,
por todos los lugares que no tienen nombre,
los que no son de nadie,
en los que no existen fronteras ni diferencias.
Brilla, para quienes saben hacerla feliz,
grita, para los que saben escucharla,
canta, para los que viven cogiéndola de la mano
y lucha por aquellos que el mundo olvida.
La llamó libertad