Se me nublan las ideas mientras pienso en la huida.
La nostalgia esquiva de no tenerte
me lee las manos como un libro de poesía que no terminas
porque sabes que ninguna de las próximas veces
va a volver a ser la primera.
Tengo heridas abiertas
como puertas a bares de los que nunca quieres salir;
bebes y te prometes que será la última vez
que te prometes que será la última
porque en realidad no quieres olvidar
y eso está bien,
porque el pasado es lo único que queda cuando te dices a ti mismo:
"vamos a hacer como si no pasara nada
porque en realidad pasan demasiadas cosas".
Sigo siendo poca cosa para arreglar toda esta mierda,
las personas siguen conformándose con ser sólo eso,
el mundo siguen siendo 4 capitales que no hemos destrozado juntos
y tú sigues siendo uno de los motivos más bonitos por los que luchar.
Pienso que cada uno olvida inversamente a lo que quiere:
si olvidas todo
no has querido nada.
Me pesa el paso del tiempo
y no sé si es por inercia
o por no pasarlo contigo,
por las horas muertas, es decir sin ti,
por los sueños dormidos,
por las pesadillas donde me convierto en un reaccionario más,
por la única palabra que quiero que me digas: "ven".
Ven a soñar hasta que la realidad se despierte.
Ven, porque no pienso dejar de esperarte.
Ven y no me preguntes qué me pasa,
se me ha olvidado como se define una duda.
lunes, 30 de junio de 2014
jueves, 5 de junio de 2014
Ni siquiera la luna
Hoy he visto a la luna pedirle tu número
a la chica que te miraba al salir del metro.
Pero yo no se lo he dado.
Tú llevabas unos vaqueros caídos,
el pelo despeinado
y la sonrisa del que sabe ser feliz.
Llevabas además los ojos llenos de injusticias
que hubieses deseado no ver nunca
y las manos llenas de motivos para que así fuese.
Llevabas, en la boca, todos los sitios en los que siempre he querido estar
y en los bolsillos todo lo que te quedó por decirme a mí
y todo lo que te queda por decirle al mundo.
Llevabas el único corazón al que se dejó el mío
y la mirada del primero que supo mirarme y no sólo verme.
Por eso yo sigo menospreciando cualquier mirada que no sea la tuya,
sigo buscando entre colores el verde
y sigo intentando explicarme
frente a un mundo que no tiene explicación.
No tengo miedo
pero me faltan excusas
para empezar a mostrar
que sólo he aprendido a querer
sin propiedades ni trabas
porque es lo que significa el amor
y lo que yo espero de él.
Me faltan excusas
pero me sobran palabras para decir
que soy cualquier vaivén que no sabe lo que quiere
cuando vosotros sois lo que no quiero.
Contigo sé todo lo que tengo que saber:
que te quiero
y ni siquiera la luna puede hacerlo mejor que yo.
a la chica que te miraba al salir del metro.
Pero yo no se lo he dado.
Tú llevabas unos vaqueros caídos,
el pelo despeinado
y la sonrisa del que sabe ser feliz.
Llevabas además los ojos llenos de injusticias
que hubieses deseado no ver nunca
y las manos llenas de motivos para que así fuese.
Llevabas, en la boca, todos los sitios en los que siempre he querido estar
y en los bolsillos todo lo que te quedó por decirme a mí
y todo lo que te queda por decirle al mundo.
Llevabas el único corazón al que se dejó el mío
y la mirada del primero que supo mirarme y no sólo verme.
Por eso yo sigo menospreciando cualquier mirada que no sea la tuya,
sigo buscando entre colores el verde
y sigo intentando explicarme
frente a un mundo que no tiene explicación.
No tengo miedo
pero me faltan excusas
para empezar a mostrar
que sólo he aprendido a querer
sin propiedades ni trabas
porque es lo que significa el amor
y lo que yo espero de él.
Me faltan excusas
pero me sobran palabras para decir
que soy cualquier vaivén que no sabe lo que quiere
cuando vosotros sois lo que no quiero.
Contigo sé todo lo que tengo que saber:
que te quiero
y ni siquiera la luna puede hacerlo mejor que yo.
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