La primera vez que nos dijimos "adiós"
fue también la primera que dijimos "hola" a quienes somos ahora.
Después de descubrirnos noche a noche,
de hacer de la amistad algo más bonito que eso,
de comernos el verano en la boca del otro,
de mirar el mundo desde los mismos ojos,
no topamos de frente con que los sentimientos
siempre van un paso antes
y ya era demasiado tarde para hacer nada.
Después de quitarnos los miedos,
de dejarnos sólo la libertad en la piel,
trajiste toda la primavera de golpe, aunque fuese otoño,
y entonces el invierno llegó más tarde.
Nos dijimos "adiós" como quien dice "hasta siempre",
con ese "quizás" que se esconde detrás del silencio.
Nos dijimos "adiós" como sabiendo que el olvido nunca olvida,
como haciendonos un traje de todos los recuerdos.
Nos dijimos "adiós", y el reloj nos pilló una vez más a medias.
Nos dijimos "adiós" sin mirarnos a los ojos,
sin ni siquiera despedida,
y entonces los motivos se los quedó el tiempo.
Nos dijimos "adiós"
sabiendo que este no era nadie ni para ti , ni para mí.
Y al final, ninguno lo dijo,
y sólo nos dimos las buenas noches.
Otra noche más.